domingo, 20 de abril de 2014

"EL ESCUDO DEL ESPARTANO (Parte 3 - La Cripta de los Caídos)"


Autor: Nicolás Oñate
https://www.flickr.com/photos/otraveslabotella/11018911684/

 
No podía saber los minutos o las horas que llevaba corriendo. El tiempo se había esfumado, había sido engullido por la esfera de oscuridad y lluvia que lo rodeaba sin darle tregua. ¿Qué era lo que los dioses tramaban? Seguía atravesando con su lanza todas las sombras y las formas irreales que salían a su paso pero aquello no parecía tener fin. Cada vez estaba más convencido de que no había forma de salir victorioso de aquella pesadilla.
La desesperación intentaba abrirse paso para conquistar el baluarte donde su voluntad seguía resistiendo con fiera determinación. Más de una vez se sintió tentado a detener sus piernas y sus brazos abandonándose al fatal destino que los dioses, por alguna razón desconocida, le habían preparado. Luchó contra si mismo una y otra vez, llegando hasta las fronteras mismas de su cordura, asomándose a las cornisas de la razón que conducen al abismo sin retorno de la locura.

Entonces, bien fuera por efecto de su cerebro exhausto o por la extraña realidad que lo rodeaba, Garnicles creyó divisar algo a lo lejos entre la lluvia. Y no era uno de los horrores que lo acosaban sin cesar. Parecía como un pequeño portal que rielaba en mitad de la nada, un punto levemente iluminado por una luz anaranjada que salía de su interior. El joven pensó que podría tratarse de un espejismo pero no le importó en absoluto. Aquella diminuta abertura, fuese real o no, estaba cada vez más cerca y se convirtió inmediatamente en la meta final de su frenética carrera.


 Fuente: Wikipedia

Con las fuerzas renovadas y el ánimo levantado por aquella pequeña luz de esperanza, Garnicles apretó los dientes hasta casi hacerlos estallar y se obligó a aumentar el ritmo. Al límite de su capacidad física como estaba, no podría mantenerlo durante mucho tiempo. Tenía que llegar lo antes posible o sufriría un desfallecimiento que supondría el final de su vida y de todas las hazañas que estaba llamado a realizar en nombre de Esparta. Viendo lo que el muchacho se proponía, las sombras demoníacas trataron de aferrarse a él como un enjambre de abejas para intentar hacerlo caer al suelo, pero Garnicles no cejó en su empeño y las fue dejando atrás por escasa distancia. Con el último aliento saliendo de la boca, consiguió atravesar aquel umbral que significaba la salvación, o al menos eso necesitaba creer en aquel momento.

Cuando recuperó la respiración y empezó a ver de nuevo con claridad contempló tumbado en el suelo el nuevo lugar donde se encontraba. El techo y las paredes estaban hechos de piedra como en una cueva  natural pero tenían un color extraño, una mezcla de gris y dorado que brillaba con una tenue y casi mágica luminosidad. Al otro lado del portal no se veían formas ni lluvia, ni siquiera oscuridad. Garnicles no habría podido describirlo con palabras. Simplemente era una infinita vastedad donde no había nada, como si se contemplara el reflejo de una noche sin luna, estrellas ni oscuridad.

Lentamente se fue incorporando apoyándose en su lanza. Sentía hambre y frío y le dolía terriblemente todo el cuerpo. El esfuerzo sobrehumano al que había sometido a sus músculos habría podido matar a cualquier otro hombre que no tuviera en su piel las marcas de la enseñanza de la Agojé. Pero estaba contento de haber podido sobrevivir a la infernal carrera. Ahora se trataba de encontrar la salida de aquel lugar para regresar al bosque y ya había adivinado que no podría hacerlo por el mismo lugar por el que había entrado pues no había ningún camino, ni siquiera un suelo en el que pisar, y tampoco tenía la intención de volver a combatir con los horrendos enemigos sin número que casi habían conseguido acabar con él.


 Autor: Taki Steve
https://www.flickr.com/photos/13519089@N03/

 Sólo tenía un sendero para continuar. Unos escalones tallados en la piedra que descendían hacia las profundidades, tal vez hasta el mismísimo infierno. Con el corazón palpitando aferró la lanza y comenzó a descender por la escalera. Se había quitado las sandalias, pues su instinto le exhortaba a no hacer el más mínimo ruido en aquel desconocido corredor, y caminaba con el sigilo de un gato callejero. Poco a poco el escenario comenzó a cambiar. La piedra iba desapareciendo para dar paso a mármol pulido con la misma tonalidad dorada. Tallados en él se podían apreciar claramente multitud de símbolos esotéricos e imágenes extrañas que desconcertaron a Garnicles. El alfabeto que había aprendido y las pocas esculturas o los dibujos que había contemplado en su vida no se asemejaban en nada a aquello pero estaba seguro de que, fuera lo que fuera, se trataba de algo muy antiguo, tan antiguo como los propios dioses.

Un miedo irracional empezó a aflorar en el interior de Garnicles conforme se adentraba en lo desconocido. Ese miedo era alimentado por una suave bruma que empezaba a acompañarlo en su pavorosa travesía. Parecía nacer del mármol dorado pero no podía asegurarlo. La luz que brotaba de las paredes empezaba a ser insuficiente para ver con claridad y Garnicles tuvo que empezar a guiarse con la lanza como un ciego con su bastón. Se le empezaba a erizar el pelo de los brazos por el temor a lo que pudiera surgir en cualquier momento de la bruma y estaba intranquilo porque el pasillo era estrecho, lo cual representaría una dificultad si tenía que combatir con su lanza larga. 

Pero no fue necesario luchar. El alivio se reflejó en el rostro del espartano cuando la bruma fue desapareciendo y llegó al final del túnel. Sujetó la lanza con ambas manos y avanzó con suma cautela hasta la estancia que se abría ante él. Entonces se quedó petrificado y los ojos se le abrieron de par en par. Había entrado en un amplio recinto totalmente recubierto por el mármol dorado y muy parecido al interior de un templo pero que, a la vez, se asemejaba a una gran caverna. El suelo era de color negro azabache y tenía una textura similar a la arena de playa. Unas enormes columnas surgían de él y llegaban hasta el techo a muchos pies de altura y contenían los mismos grabados que había visto en el túnel por el que había bajado. Imponentes estatuas blancas y doradas representando a héroes antiguos se alzaban sobre las lápidas de numerosas tumbas a lo largo de la caverna y en las paredes se encontraban miles de nichos rellenos de polvorientas calaveras que parecían mirarlo como fantasmas surgidos de tiempos inmemoriales.

Ahora hacía un calor sofocante. Garnicles notaba como el sudor resbalaba por su cara y creía en verdad que se encontraba deambulando por el infierno. Intentaba no hacer ruido al andar pero el silencio que reinaba en aquella cripta era tan terrible que cada pisada sonaba como si una falange entera marchara a la batalla. Recorría con sus ojos nerviosos todo el horizonte que tenía ante él, listo para moverse como un torbellino a la primera sospecha de ataque. La iluminación que irradiaba de las paredes y las columnas era suficiente para ver en un amplio radio pero apenas suponía una pequeña porción de la caverna entera. El muchacho sólo oía el ruido de su respiración mientras avanzaba entre los lechos mortuorios...

—No necesitarás tu arma en este sagrado lugar.

La voz surgió muy cerca de su posición. La reacción de Garnicles fue la de un guerrero nato que se encuentra en un momento de neurótica tensión: con una perfecta sincronía de todo su cuerpo, giró sobre sus tobillos y arrojó la lanza lejos, hacia la oscuridad.

Continuará...

Autor: Tulkas Hammer Pain


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Fuente: Wikipedia

domingo, 13 de abril de 2014

20.000 visitas... no encuentro palabras de agradecimiento...


 Fuente: Wikipedia Commons - User "PiccoloNamek"
http://en.wikipedia.org/wiki/User:PiccoloNamek/Gallery


¡Hola a todos!

Me veo de nuevo en la necesidad de dedicaros una publicación a vosotros, un nutrido grupo de personas de todo el mundo que os habéis detenido aquí, aunque sólo haya sido una vez.

El haber recibido ya 20.000 visitas sobrepasa cualquiera de las expectativas que pudiera tener cuando me animé a crear este pequeño rincón en internet. Pequeño quizás... pero que puede hacerse tan grande como nosotros queramos pues el límite sólo lo establecerá nuestra mente.
Aquí sólo existe una regla como bien sabéis: desprenderse de todas las preocupaciones y liberar las cadenas de nuestra imaginación para que pueda volar libre y sin temores transportándonos a mundos lejanos en el tiempo y el espacio...

No puedo hacer nada para agradeceros de verdad el haberos parado aquí a soñar, a sentir la épica palpitando al son de vuestros corazones, a saborear la magia corriendo por los canales de vuestras almas...
lo único que puedo hacer es seguir adelante con este blog, hacerlo crecer más y más  y publicar muchas entradas que os hagan olvidar los malos momentos que aparezcan en vuestras vidas e inflamen vuestros espíritus con un fuego de valor y esperanza que os haga sentiros capaces de hacer frente a cualquier cosa...

Os tengo que dejar de momento, hasta la próxima entrada que publique, lo cual será muy pronto. Pero no olvidaré ni por un momento todos vuestros ánimos y las generosas palabras que me dedicáis continuamente....

¡Que todos los poderes que habitan las infinitas extensiones del cosmos iluminen el sendero de vuestro destino!

miércoles, 9 de abril de 2014

"JUEGO DE TRONOS", 4ª temporada... ¡por fin ha llegado!



Fuente: Wikipedia

¡Sí amigos míos! Por fin otra larga espera ha terminado y ya la tenemos aquí, la cuarta temporada de "Juego de Tronos", basada en la fabulosa saga "Canción de Hielo y Fuego" de George R.R. Martin.

Y vaya como presenta...

Sangre, batallas, traiciones, amor, dragones, sexo, muerte... todo esto y más está asegurado.

Aquellos que hemos leído los libros publicados hasta la fecha y/ó hemos seguido las temporadas de esta fantástica y turbulenta serie ya estamos (más o menos) acostumbrados a una de sus principales leyes: NADIE ESTÁ A SALVO. Es decir, cualquier personaje, aunque parezca muy relevante para la historia ó bien goce de un elevado carisma, puede morir en cualquier momento. Esto ya nos ha quedado bien claro tras unos cuantos sucesos verdaderamente dramáticos y que no revelaré para no destrozar la historia a quien no la conozca ya.
Partiendo de esa primera aclaración ¿qué puede ocurrir en esta nueva hornada de capítulos? Por lo pronto, a veteranos personajes como Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), Jaime Lannister (Nikolaj Coster-Waldau), Joffrey Baratheon (Jack Gleeson), Jon Nieve (Kit Harington) ó Tyrion (Peter Dinklage) se van a unir otros nuevos como La Montaña (personaje que ya apareció en las anteriores temporadas pero que ahora es interpretado por un nuevo actor, Hafthor Julius), Mace Tyrell (Roger Ashton-Griffiths), Oberyn Martell "la Víbora Roja" (Pedro Pascal), Ellaria Arena (Indira Varma)...

Esta cuarta temporada consta, al igual que sus predecesoras, de 10 capítulos. El hilo argumental prácticamente coincide con la segunda parte del tercer libro de la saga, "Tormenta de Espadas", en el cual se narran las peripecias de los principales personajes y todos los hechos que van ocurriendo en sus diversos entornos. Las intrigas y las tramas se van volviendo cada vez más enrevesadas, nuevos personajes van apareciendo mientras otros se van para no volver jamás, todo puede pasar en Poniente y al otro lado del Mar Angosto...

Y para terminar, nada mejor que un buen trailer para saber lo que se nos viene encima jeje...

¡Hasta pronto amigos!

"Valar Morgulis, Valar Dohaeris" 
("todos los hombres deben morir, todos los hombres deben servir")



miércoles, 2 de abril de 2014

"EL ESCUDO DEL ESPARTANO (Parte 2 - Sombras en la tormenta)", continuación del relato...




Sus pisadas resonaban en la hierba y llegaban a sus oídos con toda claridad. El bosque por el que caminaba se encontraba en el más absoluto silencio, apenas mancillado por alguna ráfaga de viento que agitaba las ramas en las copas de los árboles. No había ni rastro de vida a su alrededor y apenas podía oír algún ruido aparte del que producían sus sandalias. Su única compañía eran una lanza de madera y una pequeña bolsa con algunos utensilios.

Garnicles apenas podía recordar cuando había iniciado aquel viaje, su mente se hallaba ocupada en otros asuntos. Recuerdos de antaño. 

Llevaba ya varias horas caminando por el bosque y comenzó a sentirse hastiado del ruido de sus pasos y de la monótona frondosidad que lo envolvía.  Decidió trepar un árbol para poder emerger por encima del bosque y sentir de nuevo el abrazo del aire. Escogió uno de los árboles más robustos y altos que pudo encontrar y comenzó a subir por su tronco valiéndose de sus ágiles movimientos y su poderosa musculatura. Para él era un juego de niños pero cualquiera que lo hubiera visto trepar habría dudado si estaba viendo a un hombre ó a un mono. Cuando al fin coronó el árbol, pudo contemplar la inmensidad del bosque, una gran sábana verde que cubría muchos kilómetros del territorio de Laconia. A lo lejos más hacia el norte, se alzaban imponentes las montañas de Arcadia. El sur quedaba cubierto totalmente por las aguas del Egeo.

El cielo estaba gris y nuboso, y al sol no le quedaba más remedio que ocultarse tras su velo. Garnicles pudo sentir el contacto del fresco aire y se sintió reconfortado. La naturaleza formaba parte de él. Había sido su nueva madre desde que, al entrar en la Agogé, le separaron de aquella que lo concibió. Se le había obligado a vagar por los campos, los bosques y las montañas en las más pésimas condiciones, sin alimentos, sin agua y sin apenas ropa. Su inteligencia, su disciplina y su fortaleza eran las únicas herramientas de que disponía para sobrevivir. Ello formaba parte de un entrenamiento que sólo tenía dos posibles finales: morir ó llegar a ser uno de los guerreros más fuertes de La Tierra.

Mientras sentía el efecto vigorizante del aire cerró los ojos y alzó los brazos al cielo, como dando las gracias por este precioso regalo a los Anemoi, los Dioses del Viento.

Entonces el silencio sucumbió de repente cuando un rayo cruzó el cielo seguido muy de cerca por el trueno, su eterno perseguidor. Inmediatamente el cielo comenzó a llorar, y sus lágrimas eran muy abundantes. Garnicles decidió bajar del árbol para intentar buscar un refugio donde pasar la noche. Tras llegar al suelo con rapidez, oyó de nuevo otro trueno, esta vez más fuerte, y la lluvia comenzó a intensificarse. «Zeus está especialmente irascible», este pensamiento cruzó la mente del muchacho cuando, de repente, un rayo cayó cerca de su posición e hizo estallar uno los árboles más pequeños del bosque. Las astillas de madera quemada cayeron sobre él pero no le lastimaron ya que se movió con la velocidad de una pantera y consiguió esquivarlas a duras penas.

No esperó a que Zeus le obsequiara con otro de sus regalos. Sujetando bien la lanza y la bolsa, echó a correr por el bosque. No podía ver bien, la lluvia era cada vez más cerrada y la noche estaba arrivando con una rapidez antinatural. Además, el bosque se estaba haciendo más y más frondoso conforme se adentraba en él, y tenía que ir apartando ramas que se le echaban encima sin piedad, como si se encontrara en uno de sus habituales combates en la Agogé. Mientras las esquivaba y las golpeaba, no podía evitar pensar en el gran parecido que tenía esta situación con la que se presentaba habitualmente en las luchas contra sus maestros, peleando medio ciego por la sangre y el sudor, rodeado por sombras mortíferas que amenazaban su vida.

Sombras... había muchas sombras, cada vez podía ver más y más... lo rodeaban por delante, por detrás, a los lados... por más que golpeara con toda su hercúlea fuerza y derribara una sombra siempre surgían otras tres en su lugar para interponerse en su carrera. El agotamiento y la desesperación estaban empezando a hacer mella en Garnicles y ya no podía distinguir bien las formas de esas sombras... a veces le parecían árboles, a veces le parecían instructores ó compañeros de la Agogé, a veces incluso parecían tener siluetas deformes y grotescas, como si se tratara de demonios del Tártaro...

Pero no, un espartano puede morir en combate pero nunca sucumbir al miedo ni a la desesperación. Buscando fuerzas en los rincones más inexplorados de su cuerpo y de su alma, Garnicles apretó los dientes y acometió con la devastadora potencia del mar cuando golpea en los acantilados. Todo su universo se redujo a destrozar y pisotear las oscuras formas que intentaban pararlo, acabar con los enemigos sin vacilación y sin temor alguno. No existía el bosque, ni el aire, ni siquiera Esparta... corría por un vacío de oscuridad que parecía no tener fin...

Autor: Tulkas Hammer Pain


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Autor: Jonathan Emanuel Lewenhaupt
https://www.flickr.com/photos/lewenhaupt/3285626490/