martes, 31 de diciembre de 2013

¡¡ Feliz Año 2014 !! Que la felicidad y el regocijo inunden vuestras vidas

¡Hola a todos amigos!

Hemos llegado al último día de este año 2013, un año lleno de recuerdos para mí. Y por supuesto, entre esos recuerdos, hay que incluir el haber iniciado este blog.

Parece que fue ayer cuando abrí el telón de este lugar con la intención de liberar todo lo que surca los mares de mi alma y poder compartirlo con todo aquel que quisiera detenerse aquí. Sólo espero que hayáis pasado unos agradables momentos leyendo mis entradas, que hayáis aprendido cosas nuevas e interesantes, y que hayáis viajado a otros mundos y otros tiempos.

Para mí también  ha sido un honor y una alegría el haber descubierto muchos blogs de personas con una imaginación y un talento descomunales. No me queda otra que quitarme el sombrero y felicitaros por vuestro trabajo. Os mando mucho ánimos y fuerzas para que continuéis con vuestros sueños y sigáis ofreciendo tantas magníficas lecturas.

Espero que paséis una noche inolvidable, que caudalosos ríos de hidromiel desborden las jarras y que muchos cantos de alegría resuenen en la gran bóveda celestial... que puedan oírse desde este lugar donde los valientes viven eternamente.


¡¡¡FELIZ AÑO 2014 A TODOS!!!

lunes, 23 de diciembre de 2013

"LA MALDICIÓN DEL MAESTRE", relato sobre una bien conocida leyenda de los Templarios


    París, 13 de marzo, Año del Señor de 1314,

    La noche había caído sobre la catedral de Notre Damme y también lo había hecho sobre la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, más conocida como la Orden del Temple.
Atrás quedaban casi 2 siglos de intensas Cruzadas en Tierra Santa, acompañadas de numerosas batallas y gestas heroicas. No pocas también eran las leyendas y misterios que habían generado un aura de secretismo y temor alrededor de esta hermética orden. Pero por encima de todo, los Templarios habían crecido increíblemente en poder y riqueza a lo largo de los años que siguieron a la conquista de Tierra Santa durante la Primera Cruzada.
Tan acaudalada y pudiente había llegado a ser la Orden, que el propio rey de Francia, Felipe IV, había llegado a temerla y odiarla. Sin duda alguna, las cuantiosas deudas económicas que tenía con ellos encendían aquellos sentimientos.

    Aquel fue el comienzo del fin de Los Templarios, pues el rey inició un complot con el propósito de disolver la Orden. Para ello presionó al Papa Clemente V con el objeto de acusar a los Templarios de herejía y de diversas atrocidades, consiguiendo que todos fueran apresados y torturados sin piedad hasta arrancar de ellos las confesiones deseadas.

    Y ahora había llegado el final, allí, a la vista de la imponente catedral y de incontables ojos que rodeaban la dantesca escena en la llamada "Isla de los Judíos". El Maestre Templario, Jacques de Molay, se encontraba atado a una estaca junto a su lugarteniente Geoffroy de Charnay. Ante ellos se encontraban los principales miembros del mezquino complot: el rey Felipe IV con su canciller Guillermo de Nogaret, ambos con aire de triunfo en sus semblantes, y más apartado de ellos, el Papa Clemente V, con una sombra de pesar en su rostro (pues nunca había creído en realidad las infames acusaciones y continuamente había absuelto a la Orden, hasta que su debilidad permitió al rey lograr su propósito).

    Felipe IV se adelantó con amplias zancadas y gritó sin volverse hacia el vociferante gentío:

    —He aquí los últimos integrantes de una maléfica secta que nos ha estado engañando durante tantos años. Se decían pobres siervos de Cristo, cuando en realidad han practicado las más aberrantes artes en nombre de malignos dioses y horribles demonios. Y con ayuda de quién sabe qué oscuros poderes infernales, han obtenido una riqueza que los ha ayudado en tan perverso propósito y los ha protegido de ser descubiertos. Pero sus depravados actos han llegado a su fin, hoy, aquí, a la vista de Dios y de toda la Cristiandad. Pues yo, Felipe IV, rey de Francia y proclamado como bien sabéis Campeón y Defensor de la Fe, he conseguido detenerlos a todos y arrancarles la confesión de...

    —Calla maldito mentiroso —gritó el anciano Maestre con las pocas fuerzas que le quedaban —tú mismo lo acabas de decir. Todas las confesiones que has obtenido de mis caballeros y de mí mismo no son más que el resultado de unas torturas tan horrendas que ni siquiera el mismo Diablo podría infligirlas en el Infierno. Sin duda merezco arder, pues he sido un débil al proclamar unas terribles calumnias contra mi bienamada Orden. Mi cuerpo y mi mente no pudieron soportar el terrible padecimiento en las mazmorras de París, pero ello no es excusa y ahora he de pagar por ello.
«Pero quiero decir una cosa aquí, a la vista de Dios y de toda la Cristiandad: la Orden del Temple no morirá como es vuestro propósito, nunca vuestras ensangrentadas manos tocarán su Tesoro pues yo os conmino a vosotros traidores, antes de que pase un año, a comparecer ante el Tribunal Divino para ser juzgados por Dios Nuestro Señor ¡Malditos seáis, yo os maldigo a vosotros y a vuestra estirpe durante 13 generaciones.»

    Aquellas fueron las últimas palabras del último Maestre del Temple. El fuego de la hoguera consumió a aquel valiente hombre que murió sin emitir un quejido, con los ojos cerrados, implorando en silencio el perdón de Dios, pero sobre todo, el de sus hermanos del Temple.

    Antes de que pasara un año, Felipe IV murió en extrañas circunstancias durante una cacería, al igual que lo hicieron Clemente V y Guillermo de Nogaret, ambos presuntamente envenenados.



miércoles, 11 de diciembre de 2013

"LA MONTAÑA DE CROM", mi poema inspirado en el mítico Dios venerado por Conan


Sobre las nubes eternas del mundo
entre nieblas extrañas y tenebrosas
el viento sopla frío y sereno
las almas vagan tristes y silenciosas

Una montaña se alza sombría
como una lanza atraviesa el cielo
y en sus escarpadas laderas
el fuego se transforma en hielo

Allá en la inalcanzable cima
sentado en un trono de piedra
un dios permanece en silencio
rodeado de profundos ecos de guerra

Es su barba negra y espesa
sus puños fuertes como el acero
y en su mirada oscura y salvaje
se revela un carácter fiero

Él te concedió valor al nacer
otro regalo no cabe esperar
Él te otorgó fuerza al nacer
tu propio destino habrás de forjar

No le pidas ninguna ayuda
pues sólo te enviara males
Vive tu vida con pasión y coraje
Por tu mano demuestra que vales

Y cuando un día al fin mueras
y ante Él relates tu saga
dile que eres digno de que te reciba
pues tu alma conquistó su Montaña


Autor: Tulkas Hammer Pain


Este pequeño poema ha nacido fruto de mi gran pasión por el mundo y las historias sobre Conan El Cimmerio, creadas por el legendario Robert E. Howard.
Os animo a visitar el impresionante blog de Rueco, otro gran amante de este género: http://lairadecrom.blogspot.com.es/

Y ya sabéis... sed fuertes, sed valientes y forjaos un buen destino con vuestro propio brazo.

Un saludo a todos, ¡¡por Crom!!