viernes, 27 de septiembre de 2013

"LA VERDAD DEL ELEFANTE", una antigua leyenda de La India



    Hace mucho tiempo, en una recóndita región de la India llamada Bophal, gobernaba el gran Rajá Amannipan. Su sabiduría era bien conocida en todos los rincones de los diversos reinos, y era respetado y querido por monarcas, eruditos y generales, así como por todo el campesinado y la gente sencilla. Había logrado una prosperidad inigualable para sus súbditos, todos tenían tierras y no pasaban hambre. El orden y la justicia guiaban la vida diaria de todos.

    Aparte de sus deberes políticos, Amannipan dedicaba buena parte de su tiempo al estudio de la filosofía, la astronomía, la medicina y, sobre todo, la educación de su hijo Ramani.
Desde que nació, Ramani demostró haber heredado las portentosas cualidades de su padre. Era tremendamente curioso y perspicaz, dudaba de todo lo que le rodeaba y siempre quería saber más y más. A su padre le encantaba enseñarle cosas y contestar a todas sus preguntas.

    Un soleado día de verano, mientras padre e hijo paseaban por los jardines de palacio, Ramani sorprendió a su padre con una pregunta de infinita trascendencia: "¿qué es la verdad?"

    Ammanipan permaneció largo rato en silencio sin contestar, sin duda por primera vez en mucho tiempo le iba a costar encontrar la respuesta adecuada. Tras una larga búsqueda en la inmensidad de su mente, le indicó a su hijo que esperara unos pocos días, pasados los cuales, le resolvería su profunda cuestión.

    Así pues, pasaron unos días y Ramani fue convocado por su padre en una zona cercana al palacio donde se encontró con una escena que no esperaba: había un enorme elefante y 4 personas que, según observó, eran ciegas. Ammanipan, algo divertido por la sorpresa e incredulidad de su hijo, le explicó que había estado buscando por la región a 4 ciegos de nacimiento que nunca jamás habían podido ver a un elefante y ni siquiera habían estado cerca de uno.

    Tras esto, el rajá invitó a los 4 ciegos a acercarse al elefante de uno en uno para tocarlo por primera vez en sus vidas.

    El primero era un joven de pequeña estatura que, tanteando con su vara de bambú, llegó hasta situarse bajo la panza del elefante y tocó una de las patas del animal, que se encontraba de pie. Tras unos minutos se dió por satisfecho y dejó paso al siguiente, un joven alto y delgado que pudo palpar el lomo, la espina dorsal y la enorme cabeza del elefante.

    Tras él, se acercó un anciano de pelo largo y recia complexión, el cual se acercó a la parte trasera del elefante y pudo tocarla así como la larga cola acabada en una escobilla de pelos. El anciano se quedó convencido de que ya sabía todo lo que necesitaba y, tras hacer una reverencia, se alejó del animal.

    Por último, una hermosa mujer se acercó con cautela a la cabeza del elefante y palpó con detenimiento la trompa y los peligrosos colmillos. Tras unos minutos, se retiró con una sonrisa de seguridad.

    Ramani contempló todo esto y pestañeó desconcertado. No entendía como aquello podía ayudar a solucionar su duda acerca de la verdad. Su padre le invitó entonces a la sala de recepciones, donde los 4 ciegos habían sido conducidos. Ammanipan le pidió a cada uno de ellos que explicara cómo era un elefante.

    El pequeño ciego afirmó que el elefante era como una gruesa y sólida columna recubierta de piel y acabada en duras uñas. El alto replicó diciendo que el elefante era un animal muy ancho y largo, lleno de pelo e imposible de abarcar aunque al final tenía una gran cabeza. Ante estas afirmaciones, el anciano se burló argumentando que el elefante era un ser vasto y esférico, compuesto por 2 mitades y con una nariz fina acabada en pelos que, seguramente, le ayudaban a olfatear. La mujer finalizó diciendo que se equivocaban los 3 ya que el elefante era un animal similar a la serpiente, largo, delgado, con 2 orificios a modo de nariz y unos grandes cuernos que, sin duda, le ayudaban a cazar presas.

    Así los 4 ciegos estuvieron hablando y discutiendo hasta que la noche llegó sin que se hubieran puesto de acuerdo sobre la verdadera naturaleza del elefante. Ramani, algo exasperado, se volvió hacia su sonriente padre y éste le preguntó si le había quedado claro lo que era la verdad. Ramani, con la confusión palpable en su cara, respondió que era imposible, pues lo único que había podido sacar en claro era que ninguno de los ciegos sabía en realidad lo que era un elefante, que ninguno había alcanzado a saber la verdad.

    Sin embargo su padre le respondió "Tienes razón, ninguno sabe la verdad y, sin embargo, los 4 la conocen pues ¿acaso el elefante no tiene patas como columnas, un cuerpo inabarcable, una larga cola peluda y una trompa y unos colmillos? ¿cúal de los ciegos ha dado con la verdad? ninguno y todos, y por eso seguirán y seguirán discutiendo hasta que nos envuelvan las estrellas"


miércoles, 18 de septiembre de 2013

"RECUERDOS EN EL VALHALLA", relato inspirado en mi pasión por la mitología nórdica


Mis pasos resuenan en el Salón de los Héroes mientras me encamino al combate que, día tras día, libro con mis hermanos desde que llegué a este lugar. 

Alzo la vista y contemplo los escudos dorados que forman el vasto techo... el mágico fulgor que nace en ellos no puede ser descrito con palabras pero bien podría decirse que la luz de todas las estrellas pasa por ellos. Nunca me canso de sentirla y de ver como hace que las armas que porto en mis manos brillen con el Aura del Valor. Enormes lanzas sostienen esos fantásticos escudos y son tan recias que serían capaces de aguantar el peso de Idgrassil, el árbol que da vida al universo entero. Y no menos imponentes son las Puertas Sagradas que dan al recinto de las batallas, donde mis hermanos ya deben haber empezado el entrenamiento de hoy...

Sí, fui elegido para formar parte de los Einherjer, los bravos y poderosos guerreros que moran eternamente en el Valhalla. Tiempo ha que dejé atrás mi carne mortal, mi espíritu fue elegido por derecho, y, por derecho, formo ahora parte del Ejército de Odín, por derecho entono cantos con los hombres más valientes jamás engendrados y mi nombre es recordado en banquetes alrededor de hogueras y ríos de hidromiel. 

Sí, hubo un día en que alcancé el honor supremo, en que los Dioses del Norte se olvidaron de sus asuntos y volvieron sus alegres miradas hacia el campo de batalla en el que reposa mi cuerpo hasta el Ocaso del Mundo.

Llegan a mi memoria en tropel los recuerdos como si fuera ayer,

El horizonte se tornaba etéreo y majestuoso,
El sol se ocultaba y los astros callaban
Y pude ver como del cielo ellas bajaban,
Las nubes reflejaban el brillo de sus armaduras
Su belleza quitaba el aliento que ya no existía

Recuerdo aquel día, sí, aún puedo recordarlo y nunca lo olvidaré...

Con las pocas fuerzas que aun me quedaban
Levanté la cabeza y Le pude ver...
Allí, delante mío...
Su lanza me señalaba y mi destino se cumplía
"¡Mi Señor Odín!", grité... no con mi voz, sino con mi alma
"Soy tu hijo y mi sangre es tuya
¡Mi fuerte brazo está a tu disposición!
Guíame al Valhalla, muéstrame el camino,
Deja que me una a la Eterna Batalla junto a los Einherjer
Deja que arda la furia a través de mi espada hasta que el Ragnarok nos lleve
¡Odín! ¡Odín!"

Recuerdo aquel día, sí, aún puedo recordarlo y nunca lo olvidaré...

De repente Él ya no estaba allí...
Una de sus doncellas guerreras venía hacia mí
Con mirada profunda y una amplía sonrisa me tendió su mano
Yo se la di... y, de repente, yo tampoco estaba allí...
A través de esferas de sueños y océanos de tiempo viajé
Sólo el contacto de su mano hizo que no me perdiera en el Olvido
Mi espíritu fue testigo de la inmensidad de Idgrassil...
De sus ramas que se extienden hasta el infinito

Recuerdo aquel día, sí, aún puedo recordarlo y nunca lo olvidaré...

Al final mi último viaje concluyó...
Y lo pude ver, a lo lejos, mi nuevo Hogar...
"¡Valhalla!" grité... no con mi voz, sino con mi alma
Las Puertas Sagradas se abrieron con estruendo...
La Valquiria que me había guiado en la muerte me invitó a entrar...
Recuerdo aquel día, sí, aún puedo recordarlo y nunca lo olvidaré...
...cuando por primera vez caminé entre escudos dorados y héroes cantando...


Autor: Tulkas Hammer Pain






sábado, 7 de septiembre de 2013

"EL UMBRAL DE LOS DIOSES", mi nueva composición de música épica

Hola a todos hermanos!!

De nuevo estoy por aquí.. esto de que se acaben las vacaciones y otra vez haya que volver a trabajar quita mucho tiempo para dedicar al blog, pero seguiré publicando cosas siempre que pueda!!

Aquí os dejo otro pequeño tema de música inspirado en fantasía épica que acabo de terminar:

"El Umbral de los Dioses"



Espero que disfrutéis un poco escuchándolo aunque no sea nada especial, y que os haga viajar a través del tiempo y del espacio, más allá de todo lo conocido y desconocido, hasta llegar a lugares por encima del entendimiento de cualquier mortal, donde moran los Supremos Poderes, donde un día todos habremos de llegar..

¡¡Que la fortuna os alumbre el camino!!